Hola, me llamo Laika, soy una perrita sin pedigrí y no le costé dinero a nadie. No me compran abrigos de piel ni bolsitos ni esas chorradas que les compran a mis congéneres que si que tienen pedigrí pero os voy a confesar algo sorprendente: SOY FELIZ, tremendamente feliz. Me sacan a jugar 1h y media por la mañana y otra por la tarde y corro con otros amigos de mi especie que tampoco usan abrigos ni esas cosas que no te dejan moverte en condiciones y que sorprendentemente también son muy felices, jugamos hasta reventar, sueltos y libres no como esos cursilánimes que salen al parque ataditos con sus jerséis ultima moda y a los cuales si me acerco me ladran y los dueños de los cuales los separan de mi a patadas. Será por eso que soy feliz, porque aunque no tengo abrigos ni jerséis ni pantalones perrunos tengo unos dueños que se preocupan por mí, me dan de comer, me dan agua, me compran chuches que cuestan mucho dinero para que me limpie los dientes o los fortalezca, juegan conmigo y lo más importante me miman como a ningún otro perro por más pedigrí y jerséis que tengan. Así es mi vida después de que me rescatarán de ser sacrificada y me dieran un paseo en coche que duró más de dos horas y sabéis algo: no quiero jerséis, no necesito un papel que diga que soy de raza, tengo lo que necesito: una buena casa y una buena familia.
Espero que todos mis congéneres puedan tener algún día esa misma suerte.
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